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Thursday, Sep 24 2020

Pedophilia is not a sexual orientation

Original posted by Oriol Rios

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SCIENTIFIC ARTICLES:

  • Seto MC. (2013).  Is pedophilia a sexual orientation? Archives of Sexual Behavior. 41(1):231-6. doi: 10.1007/s10508-011-9882-6. PMID: 22218786.
  • Malon, A.(2012). Pedophilia: A Diagnosis in Search of a Disorder. Archives of sexual behavior41, (5), 1083-1097. https://doi.org/10.1007/s10508-012-9919-5
  • Blanchard, R., Watson, M. S., Choy, A., Dickey, R., Klassen, P., Kuban, M., & Ferren, D. J. (1999). Pedophiles: Mental retardation, maternal age, and sexual orientation. Archives of Sexual Behavior, 28, 111-127. https://doi.org/10.1023/a:1018754004962 
  • Seto, M. C. (2002). Precisely defining pedophilia. Archives of Sexual Behavior, 31(6), 498-499.

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COMMENT:

There is roboust evidence which shows that pedophilia is not a sexual orientation. In this regard, American Psychological Association has considered it as a mental disorder.

Similarly, there is also evidence about the nonexistent significant relation between pedophilia and homosexuality.

OTHER SOURCES:

2 Comments

  1. Sexual orientation tells us about the romantic, sexual or affective attraction towards people of the opposite sex or gender, of the sex or gender, or of both sexes or more, in this case we speak of love or simple preference, on the other hand when we speak of pedophilia we see control and violence, we speak of an age-related “preference”, therefore we do not speak of love. You can find much more information through the following page where we can find an interesting article that studies pedophilia as a possible disorder.
     
    Malon, A.(2012). Pedophilia: A Diagnosis in Search of a Disorder. ARCHIVES OF SEXUAL BEHAVIOR, 41(5), 1083-1097. https://doi.org/10.1007/s10508-012-9919-5

  2. Para la presente evidencia, hemos encontrado tres artículos científicos que, una vez contrastados, nos muestran que la pedofilia no es ninguna orientación sexual, por más que haya movimientos sociales que reivindiquen este hecho.

    En el primer artículo se genera un debate respecto las orientaciones sexuales y se hace una distinción entre, por ejemplo, la homosexualidad, que es una relación donde supuestamente hay un consentimiento por las dos partes, y la pedofilia, que es la relación entre un adulto y un menor el cual no tiene la edad legal para dar su consentimiento, de la misma manera que hay una gran diferencia de desarrollo, habilidades cognitivas y autonomía. El autor no considera un problema que adultos pedófilos luchen por tener relaciones con otros adultos pedófilos, pero no considera que haya debate en cuanto el derecho de los pedófilos a tener relaciones con menores, ya que ha observado que los adultos tienen más oportunidades de hablar respecto este tema y que no ha oído a menores hablando sobre sus derechos de tener relaciones con un adulto. El autor comenta que este debate debe ser realizado en algún momento y que cambiar la forma en la que se considera a este colectivo puede ayudar a reducir la discriminación que reciben (siempre y cuando no se trate de un acto criminal). Para finalizar, comenta que si los pedófilos se siguen escondiendo por todo el rechazo que genera este tema y no intentamos entenderlos, no podremos abordar temas como la explotación sexual de los menores, que muchas veces son consecuencia de la pedofilia.

    En el segundo artículo que hemos encontrado nos muestra la pedofilia desde una vertiente puramente biológica, haciendo alusión a la fisiopatología biológica de la pedofilia. Por ello, en el artículo en cuestión, se nos describe la pedofilia desde la psiquiatría y se da una explicación a los fenómenos que ocurren en el cerebro de una persona pedófila. De esta manera caracteriza la pedofilia como un “trastorno de desviación sexual o parafilia” (Maes, 2001, 571-573), también la describe como un “trastorno del control de impulsos” (Maes, 2001, 571-573) y también alude a las alteraciones que se producen a nivel biológico en el cerebro del individuo para que, este, se vea atraído hacia infantes. Por ende, al ser descrita como una enfermedad producida por una serie de condiciones biológicas que tiene el individuo enfermo de manera involuntaria y que, no debemos olvidar, que afectan al bienestar de otros individuos en vías de desarrollo y a él mismo (puesto que no puede controlar su obsesión y sus impulsos); no podemos hacer referencia a la pedofilia como una orientación sexual.

    En el tercer y último artículo se alude a la diferenciación actual entre la pedofilia y la efebofilia, tratándola como útil hacia este tema. Se habla, así mismo, de una de las problemáticas a la hora de realizar un diagnóstico: la espera de más víctimas para poder realizarlo; dado que, un diagnóstico permite empezar legítimamente un tratamiento y que la persona en cuestión pueda entender mejor su situación, cuando antes mejor. Afirma que, en estos casos, es un error esperar a poder establecer un criterio en el cual haya un patrón en el comportamiento. Habla, también, del problema con los falsos negativos en los diagnósticos; consecuencia que proviene de los conocidos problemas de negación y minimización con los pedófilos. Pues, la persona en cuestión, será más a menudo minimizadora de la situación, mintiendo y cooperando poco a la hora de diagnosticar. Alude, también, a la idea de que la pedofilia no solo perjudica a la persona en cuestión, sino que también lo hace a los otros. En relación con esto, los criterios diagnósticos serían más sólidos si tuvieran la constatación de que la pedofilia hace daño a otras personas, y no solo por la angustia que se siente en sí mismo.

    Por todos estos datos, concluimos que la afirmación es correcta y que, por ende, la pedofilia no puede considerarse una orientación sexual.

    

    Referencias 

    Seto, M.C. Is Pedophilia a Sexual Orientation?. Arch Sex Behav 41, 231–236 (2012). 

    Maes, Michael. Pedophilia: a biological disorder?. Current Opinion in Psychiatry 14(6):p 571-573, November 2001.  

    O’Donohue, W. A Critique of the Proposed DSM-V Diagnosis of Pedophilia. Arch Sex Behav 39, 587–590 (2010).

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